El agricultor especialista en lechería, señala que a la escasez hídrica se suman posibles cambios a las normas respecto a los derechos de uso del agua y que no se ve en el horizonte una política clara de implementación de embalses.

Agrega que el tema no solo es contar con agua a puerta de predio, lo que implica gran inversión, sino que está el inmenso gasto que implica el trabajo intrapredial para establecer sistemas de riego tecnificado en suelos que hasta hoy son de secano.

Jorge Alamos Rodríguez, médico veterinario formado en la Universidad de Chile y vicepresidente de la Junta de Vigilancia del río Diguillín y sus Afluentes, maneja uno de los predios más tradicionales de Bulnes, la Hacienda El Roble de unas mil hectáreas, y es heredero de una extirpe bicentenaria de pioneros locales de la agricultura de riego creada por Víctor Alamos Lantaño que data de los tiempos de la independencia de la república de Chile. El empresario agrícola, como muchos otros, ve con preocupación el futuro de la agricultura y lo asemeja a la imagen de la “Espada de Damocles”, que pende de un pelo sobre la cabeza de los productores.

Afirma que a la escasez hídrica y al calentamiento global, que son fenómenos mundiales, se suman nuevas disposiciones para la administración del agua para riego que impone el Código de Aguas reformado, ya vigente. También está la incertidumbre de lo que va a ocurrir con los temas de agua que se contemplan en la propuesta constitucional que se plebiscita en unos días más, y que propone cambios mayores en la administración de los ríos y canales, como también en la mutación de los “derechos de aprovechamiento de aguas” que son permanentes, comerciables y heredables, por “permisos de uso” temporales e incomerciables. A todo esto, se suma la inexistencia de una política de embalses para la zona.

¿Cómo agricultor y dirigente de regantes cómo ve la situación actual?

“Ahora estamos pasando por un momento de mucha incertidumbre, pero yo veo que cada vez se valora más lo que es el agua. Cada vez es un recurso más restringido y demandado, por lo tanto, yo veo que a todo lo que sea tecnificación del uso del agua hay que darle muy fuerte. Me refiero a conservación, a pavimentación de canales, a no desperdiciar el agua y nos tiene que mover el uso correcto del recurso. Hay que continuar con todo lo que sea fomento al riego porque hay una gran diferencia entre riego tecnificado y el riego botado, ya que la misma agua sirve para regar tres veces mas hectáreas. Veo que el Estado, no los gobiernos, ha tenido buena visión en apoyar con subsidio al riego. Pero lo que si creo que estamos en deuda es con acumular agua. En el invierno vemos los ríos correr al mar de tope a tope, se pierde para la agricultura una cantidad de agua tremendo. Por eso digo, que si valoramos el agua como recurso para producir alimento y bienes, creo que los hechos no condicen con lo que se dice, porque el agua todo el invierno se vota”. 

¿Quizás la región de Ñuble sería muy diferente con sus tres embalses proyectados, La Punilla por el norte, el Chillán por el Centro y el Zapallar por el sur?

“Si sería una potencia. Pero no basta con embalsar también hay que desarrollar. Porque además para que esas aguas lleguen a las puertas de los campos y a los cultivos hay un tremendo tema. Hay mucha superficie potencial de riego sobre las cotas naturales y para integrarlas se requiere de mucha inversión. Nuestros abuelos que hicieron las juntas de vigilancias hicieron tremendos canales. El mismo canal El Roble, con el que regamos nosotros, se hizo hace más de 100 años y tiene 42 km. ¿Como los hicieron?... Eran realmente pioneros del desarrollo del país, porque si no existieran esos canales no tendríamos esta agricultura en Ñuble. Con eso le explico que no se trata sólo de hacer embalses para regar”.

¿Cómo dirigentes de regantes que es lo que los motiva a continuar?

“Es que todo lo que hay ha sido hecho por chilenos, por comunidades de esfuerzo. Y ha sido así porque nos hemos puesto de acuerdo. Aquí nadie ha hecho nada solo. Si no hay normas que se establezcan por el bien común y no hay castigo para los que las infringen, llegamos a un caos total. Hay que establecer ciertas reglas y respetarlas, porque si no es imposible convivir.

Además es parte del negocio, es parte del sistema y por otro lado en un país, en una comunidad somos todos. Aquí en ocasiones se ve como que el Estado es contrario, siendo que el Estado debe ser el mejor aliado puesto que el Estado es nuestro, de los chilenos. Estas políticas del Estado deberíamos crearlas entre todos”.

¿Y como ve el futuro del sector?

“Muy difícil. Tal vez uno es de un lado políticamente, pero como que uno ve mucha creación de odiosidad. Hay mucha creación de división. Entonces como que siempre el populismo, y todas estas cosas, nos llevan a divisiones. Muchos decimos que queremos cambiar. Yo estoy de acuerdo. Siempre hay que tratar de cambiar, de crecer de mejorar. Pero cambiar por cambiar, sin saber para donde uno va, sin saber lo que uno quiere…ese espíritu solo produce inseguridad, intranquilidad. No tener claro para donde vamos preocupa, crea un ambiente de mala onda, cuando lo que se necesita es aunar el país en una dirección”.

Por último… ¿Personalmente que sistema estima que sería el mas adecuado para regir el futuro del uso del agua, en la multiplicidad de usos que tiene?

“Pienso que la respuesta está en el Código de Aguas reformado, que se promulgó a principios de año y que significó un largo debate en el Parlamento de 11 años. Tiene una serie de cambios significativos que permiten dimensionar con mayor exactitud la situación de los derechos de agua, mantiene la situación de los derechos adquiridos y fija normas para caducarlos por no uso. Establece temporalidad para asignación de nuevos derechos por 30 años. Contempla los temas ambientales y amplía prohibiciones para protección de glaciares y áreas de protección de la biodiversidad entre otros bienes. Establece prioridades de uso partiendo por el consumo humano y de saneamiento. También obliga a inscribir los derechos en un registro que permitirá claridad, sobre el uso de aguas en el país y para establecer políticas públicas. Si bien hay cambios drásticos, estos se lograron en un consenso, son mas graduales y no despojan de sus derechos a quienes los utilizan correctamente. En el caso nuestro para regar y producir alimentos”.